martes, 1 de noviembre de 2011

El pionero del cine de animación

Nacido en 1922, en las calles de la parroquia Altagracia de Caracas, José Castillo se convertiría en uno de los pioneros del cine animado en Venezuela. Legando un ejemplo de trabajo y constancia cinematográfica.Con una técnica totalmente artesanal y experimental, este periodista de 87 años intenta, desde 1975, crear comiquitas que reflejen la idiosincrasia venezolana, labor por la que ha sido reconocido con diversos premios internacionales.
Castillito, como le dicen cariñosamente, se dedicó a dibujar cuadro a cuadro diversas historias animadas, con marcador, tinta china o alfiler sobre la cinta transparente 35 milímetros sin emulsión. Él creó cortos, de no más de tres minutos de duración, como: Vivir en libertad, Cadenas, El paseo de Buster Keaton y El patito feo, además de fábulas venezolanas como Tío Tigre y Tío Conejo y La cucarachita Martínez.
José Castillo vivía en El Cementerio, en una habitación. Allí le prometió a un niño que iba a hacer una película de comiquitas para él. Trabajó durante dos años para hacer a “Conejín. Aquel regalo llegó a ganar en el Festival Internacional de Cine de Filadelfia, donde también figuraba Charles Chaplin con “Un rey en Nueva York”.
A partir de Conejín, la historia de un pequeño conejo que vuela papagayo, el trabajo de Castillo no se detiene, ni tampoco los premios. Su trabajo “La cueva” (la aventura de una tortuga y un conejo en una cueva) en 1985 gana el International Odense Film Festival,en Dinamarca y “La hormiga de Hiroshima” es premiada en Japón y en Lipzig, Alemania.
En Caracas gana con “Kimono” corto de 3 minutos basado en un poema de Pascual Venegas Filardo, en 1997, el Festival de Caracas, y en 1997 gana también en Caracas con un corto titulado La serpiente emplumada.
Estudió periodismo cuando apenas se abría la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela y actualmente trabaja en un proyecto denominado Gaza, que tiene que ver con el tema que más le interesa, que le enseñaron desde niño y, el que tiene desde Conejín: el de la Paz.

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